POETASUM
Selección 1989-2001
PÉTALO I
Tan ardiente como el sol,
tan bella como la luna,
una mariposa, una flor;
mi perdición, mi locura.
Un beso, una caricia,
un todo...
y desaparece mi amargura.
PÉTALO XII
Mi mundo está en tus ojos
en tu mirada mágica de cervatillo inquieto,
en el remanso de tus pupilas
que brillan bajo el agua del cielo.
Mi mundo está en tus ojos
en el color de las hojas de invierno
donde aún se oyen nuestras voces,
ecos perdidos en el hielo.
PÉTALO XIX
Barco sin velas
quieres navegar
mas tu mástil roto
te impide soñar.
Dime entonces
¿cómo harás
barquito sin velas
que naciste en el mar?,
¿cuál será tu destino
si ya no puedes regresar
a las olas, al viento,
a tu alegre caminar?.
Barco de papel,
de sentimientos,
barco de amor,
de lamentos,
que navegaste por aguas
dulces y saladas,
ahora que tu mástil
yace muerto
y tu corazón
rasgado junto a él;
me pregunto:
¿cuándo podré volver a verte
navegar,
navegar?
PÉTALO XX
¿Tendrán preocupaciones los pájaros
cuando alzan su vuelo,
cuando extienden sus alas
hacia el azul cielo?.
¿Tendrán preocupaciones los pájaros
cuando sin un destino marcado
emprenden su viaje,
cuando libres vuelan
exentos de equipaje?.
¿Tendrán preocupaciones los pájaros?.
PÉTALO XXI
Es tu voz extraño susurro
para mi viajero oído;
caminante oreja
que el viento de la mañana
sin retorno enfría con sus plegarias
de caprichoso adolescente.
Es tu voz lejano eco
de otra voz que nunca reconocí
como mía.
La juventud.
PÉTALO XXIII
Palabras
y más palabras
y más de más,
que solamente son
palabras,
y más palabras
y más de más,
que vienen,
que se van ...
Huecas,
vacías,
casi tristes,
mientras huyen y se esconden
de mí,
de ti.
Palabras...
PÉTALO XXIV
Verso callado, diminuto;
verso pequeño que te escondes
en mi bolsillo izquierdo.
Verso de dulce, de verso amargo;
verso que besas
mi corazón encerrado.
Verso que te escurres
por el agujero de mi bolsillo,
bolsillo agujereado.
Verso que versas
sobre otros versos
nunca encontrados.
Verso que hablas con voz firme
al gigante humano, graba
en verso mis versos olvidados.
PÉTALO XXXIV
Le diré al mar que me purifique
mientras tus ojos me bañan
con sus verdes pupilas.
Le pediré al mar que me recuerde
cuando la marea haya pasado
y de mí sólo quede una concha vacía
en la orilla de tu vida.
Le diré al mar que te amé
como nunca nadie te amó
y luego desapareceré para siempre
con la espuma de la última ola.
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